martes, 22 de noviembre de 2011

"Noche negra del alma"

"En la vida hay muchas situaciones comparables con una guerra fría"... Momentos en los que tienes que luchar... callar... pero sobretodo avanzar". Leí esta cita por casualidad en la contraportada del nuevo disco de la cantante Malú, en la sección de "agradecimientos". En efecto, a lo largo de nuestra existencia debemos superar las adversidades y pruebas que van ligadas a nuestra condición de seres humanos; se trata de sobrevivir en el mundo, una lucha que no siempre se puede afrontar, especialmente para los temperamentos más sensibles. En el peor de los casos este sufrimiento puede derivar en depresión y abocar al suicidio. Desgraciadamente, este hecho no es algo aislado o poco común en la sociedad actual; encuestas han demostrado que existe una espeluznante cifra de suicidios al año, 3.381 a nivel nacional.

Este sufrimiento que padecen las personas deprimidas tiene la apariencia de una eternidad, el futuro se oscurece y no queda ni un resquicio de luz ni de esperanza en que vendrán tiempos mejores. La depresión puede entenderse como una enfermedad que consume la existencia al completo, lo llena todo de pena y atrofia la capacidad de razonamiento. Grandes intelectuales han sucumbido a ella; el escritor Stefan Zweig, espectador privilegiado de la naturaleza humana, de sus luces y sombras, de su grandeza y su miseria, de los más íntimos conflictos del alma, acabó con su vida en 1940. Pese a tratarse de mentes increíblemente lúcidas, no están exentos de ser arrastrados por una tristeza que no puede ser contenida por la barrera de su intelecto ni de su sabiduría.

Actualmente la depresión puede ser curada mediante tratamiento médico, sin embargo se trata de un tema problemático por distintas razones, bien debido a los propios sujetos depresivos o a la sociedad que, sin pretenderlo, es insensible a la necesidad de prestar ayuda a quién lo necesita. Debemos tener en cuenta que esta enfermedad va minando poco a poco la razón y el equilibrio mental de quienes la sufren, verdaderamente es una tragedia ya que muchos de ellos están solos, se repliegan en sí mismos y no piden ayuda.

En vista de estos hechos, me parece una vergüenza que haya quien, siendo insensible a este problema, considere el suicidio como ejercicio de libertad suprema cuando la triste realidad indica que es un acto de desesperación que llevan a cabo personas tan psíquicamente destrozadas que están ciegas y no contemplan otra vía para liberarse de su sufrimiento.

Como contraposición a esto, me llama mucho la atención el hecho de que, en los tiempos de paz, los seres humanos no somos conscientes de la fortaleza que podemos llegar a ostentar para sobrevivir en situaciones extremas; los testimonios de quienes han conocido los campos de concentración dan prueba de ello, estas son palabras de Primo Levi, que sobrevivió a Auschwitz: “No sabría hallar justificación para esta confianza en el futuro del hombre que me invade. Es posible que no sea racional. Pero la desesperación sí es irracional: no resuelve ningún problema, incluso crea más y, por naturaleza, es un sufrimiento”. Vemos que este personaje, a pesar del horror que le rodea, conserva una mente lúcida y clara, no cederá a la desesperación, no se lanzará sobre la alambrada eléctrica, sino que sobrevivirá.

La naturaleza es sabia, contamos con mecanismos de defensa insospechados, no obstante, supongo que estaremos de acuerdo cuando digo que prefiero mantenerme en la ignorancia y no verme jamás abocada a recurrir a ellos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario